
La propuesta planteada por Dekleva Gregoric Architects ha enfatizado en el desarrollo de esta vivienda en una sola planta que despliega según había solicitado el propietario los usos principales con todos los espacios comunes, incluido el dormitorio principal en el nivel de acceso. Todos estos espacios están distribuidos a través una retícula claramente marcada por los pilares de la planta.
La vivienda crece en altura, compactando el volumen general en el centro, dejando que los invitados experimenten un interesante recorrido vertical por la planta intermedia y la segunda. Estos espacios están escenográficamente tratados con grandes transparencias, para aprovechar las vistas del increíble paisaje que los rodea.
Para adaptarse a la pendiente del terreno se ha usado una cimentación de losa de hormigón. Sobre esta se encuentra la estructura principal, formada por una retícula de pilares y vigas de madera de abeto douglas. Para el resto de acabados interiores se ha usado contrachapado de abedul y para el revestimiento de fachada de madera de cedro. Esta selección de materiales sumada a las estrategias de ventilación e iluminación natural tienen como objetivo reducir el impacto ecológico.

«Discovery Bay House» por Dekleva Gregoric Architects. Fotografía por Flavio Coddou.
Descripción del proyecto por Dekleva Gregoric Architects
Enclavada en el tranquilo paisaje del noroeste del Pacífico, Discovery Bay House ejemplifica una armoniosa combinación de profundidad intelectual, innovación artística y armonía natural. Esta casa a medida fue proyectada para Michael Ross, un cliente exigente que descubrió el estudio de arquitectura Dekleva Gregoric Architects tras quedar cautivado por una residencia con vista al mar que proyectaron en Maui, Hawái. Originario de Nueva York y con años de experiencia en el sector del entretenimiento en Los Ángeles, Michael buscaba crear un refugio espacioso con vistas panorámicas que le permitiera recibir a familiares y amigos. Su primera reunión con el equipo de arquitectura y la conversación sobre su filosofía de proyecto marcaron la pauta de un proceso creativo cautivador.
Al conocer a Michael, su visión y sus necesidades personales se hicieron evidentes. Priorizaba el orden y el equilibrio, y expresó su preferencia por las formas ortogonales y euclidianas en lugar de las formas curvas o irregulares. Esta preferencia guió la filosofía de diseño, enfatizando los volúmenes rectangulares y la organización modular. Al seleccionar el sitio juntos, el estudio brindó una visión inmediata del potencial de cada parcela, y finalmente se decantó por una ubicación con vistas a Discovery Bay y orientación sur hacia las Montañas Olímpicas. Este terreno de interés topográfico presentaba una suave pendiente hacia la vista principal del océano, lo que representaba tanto un reto como una oportunidad para crear un diseño que preservara el paisaje y maximizara la conexión visual con la naturaleza.
Michael imaginó una experiencia de vida horizontal, un refugio donde pudiera disfrutar de una amplia comodidad en una sola planta, a la vez que buscaba que sus invitados tuvieran una experiencia única y atractiva dentro de la casa. La idea central del estudio surgió: la experiencia de Michael se desarrollaría en la planta baja, mientras que los invitados emprenderían un viaje vertical dentro de la casa. Esta superposición de experiencias creó una dinámica espacial llena de matices, en consonancia con los deseos programáticos de Michael, a la vez que ofrecía autonomía y privacidad tanto para él como para sus visitantes.

Para respetar la configuración natural del terreno, la cimentación se proyectó como una losa de hormigón armado estratégicamente ubicada para permitir que la casa se integre a la perfección con el paisaje sin aplanarlo. Desde esta base estable se alza la esencia de la estructura: una retícula tridimensional habitada de postes y vigas de abeto Douglas, que crea el marco ortogonal que define Discovery Bay House. Más allá de los cimientos, toda la casa está construida en madera, incluyendo revestimientos, mamparas y detalles, lo que realza la arquitectura ecológica. Esta elección de materiales fomenta una experiencia cálida y táctil en toda la casa, a la vez que reduce su impacto ambiental.
El proyecto logra una huella de carbono negativa mediante el secuestro activo de carbono y la adhesión a una filosofía de diseño de bajo impacto. Este sistema modular refleja la pasión de Michael por la geometría ortogonal y funciona como un elemento tanto visual como táctil. Visible y destacada en toda la casa, la estructura de abeto Douglas invita a los ocupantes a interactuar directamente con ella, permitiéndoles tocar y experimentar la calidez natural de la madera mientras recorren el espacio. Todos los elementos de fijación estructural están expuestos para realzar las técnicas de construcción tradicionales estadounidenses.
Entre estas vigas estructurales, paneles de contrachapado de abedul recubren suelos, paredes y techos, fijados con tornillos negros visibles de estética artesanal. Cada superficie de contrachapado está teñida con un acabado tintado en dos tonos: un gris claro que define los espacios principales y un marrón carbón que resalta los volúmenes específicos de la casa. Esta cuidadosa aplicación del color crea una sutil jerarquía de espacios, guiando la vista y aportando profundidad a la experiencia de recorrer la casa.

La ventilación y la luz natural son elementos vitales del diseño. Cada habitación cuenta con ventanas situadas diagonalmente, lo que facilita la ventilación cruzada y garantiza un ambiente interior fresco y aireado. Los espacios entre volúmenes potencian aún más esta ventilación natural, reflejando la dedicación del estudio a las prácticas de proyecto sostenible. Este ritmo espacial deliberado, impulsado por la modulación estructural y el flujo de aire, dota a la casa de un dinamismo sereno a medida que los ocupantes se desplazan por las zonas de luz, sombra y ventilación.
El revestimiento de la fachada, de madera de cedro, está tratado con un barniz más oscuro que permite que la estructura se integre a la perfección con el paisaje. Los tablones verticales de madera, dispuestos en dos direcciones, reproducen la textura de los troncos de los árboles, fomentando un diálogo visual entre la casa y el bosque circundante. Esta decisión de proyecto permite que la casa se integre con su entorno, erigiéndose con orgullo, pero discretamente, en medio de la naturaleza del noroeste del Pacífico. A medida que la luz se filtra a través de los árboles hacia la casa, la fachada cambia de tono y textura, creando una interacción dinámica entre la arquitectura y la naturaleza.

En definitiva, la casa funciona como una narrativa espacial de ritmo y descubrimiento. La cuadrícula, cuidadosamente proyectada, establece un marco consistente e intelectualmente riguroso que se alinea con las preferencias estéticas de Michael. Sin embargo, al recorrer la casa, la calidez de la madera, las sutiles variaciones tonales y el juego de luces y sombras transforman esta cuadrícula espacial en una experiencia natural y acogedora. El proyecto refleja una dualidad: una casa matemáticamente precisa, profundamente conectada con el mundo orgánico que habita. Una cuadrícula estructural tridimensional facilita una serie de intrigantes relaciones espaciales: transiciones entre el interior y el exterior a través de una terraza cubierta, espacios de doble altura y una torre de observación.
En Discovery Bay House, la arquitectura se convierte en una experiencia para la mente y el cuerpo: un viaje cuidadosamente orquestado donde cada paso, cada roce de las vigas de abeto Douglas y cada transición de un volumen a otro revelan la belleza de un proyecto meticuloso. Para Michael, esta casa es más que un lugar para vivir; es una invitación a explorar y conectar, ofreciendo tanto un santuario como una plataforma para la acogida, a la vez que celebra el entorno natural que la inspiró.